Aveiro, la Venecia portuguesa
- Viajar Aquí y Ahora
- 28 mar 2022
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 28 may 2022

“Grande duquesa de Aveyro,
cuyas soberanas partes
informa cavado el bronce,
publica esculpido el jaspe;
alto honor de Portugal,
pues le dan mayor realce
vuestras prendas generosas,
que no sus quinas reales;
vos, que esmaltáis de valor
el oro de vuestra sangre, (...)”
Sor Juana Ines de la Cruz
Durante nuestros recorridos por el mundo hemos encontrado varias veces la referencia a “Venecia”, es decir, diferentes pueblos o ciudades que se vinculan como hermanas de la mundialmente reconocida ciudad de Venecia en Italia. Esta relación la encontramos en la propia Italia como es el caso de Rasiglia, “la pequeña Venecia” en la provincia de Perugia; Chioggia, también como “la pequeña Venecia” en la provincia de Venecia y desde luego fuera de Italia son varias las ciudades que se hallan referenciadas con las particularidades y belleza de la italiana tal como Tenochtitlan, “la Venecia del nuevo mundo en México”; Brujas, en Bélgica o Amsterdam en Países Bajos son conocidas como “la Venecia del norte”; de igual modo se encuentra la ciudad de Suzhou, “la Venecia oriental” en China, entre otras.
Cada lugar toma de la famosa ciudad italiana algún elemento para evocarla pero principalmente el hecho de estar cruzada por puentes y de sustituir calles por canales.
En el road trip por Portugal, en nuestro itinerario, uno de los destinos a visitar era Aveiro. La información o detalle de importancia con el que contábamos era precisamente que se trataba de “la Venecia portuguesa”. Amando nuestro segundo país, Italia, y con esa carta de presentación, no podíamos dejar de dedicar tiempo para descubrirla.

Habíamos partido desde Oporto, con algunas paradas en el camino, llegamos a Costa Nova do Prado allí nos sorprendieron las casas rayadas sobre el mar. Son tan típicas y características estas casas que están incluidas en cualquier postal o diseño de Aveiro. El nombre como se conoce a las casas rayadas es el de palehiro o pajar (en español) que no es ni más ni menos que una construcción típica de madera que antiguamente utilizaban los pescadores para guardar sus elementos de trabajo. Paulatinamente esos palehiros se fueron convirtiendo en modernas casas que hoy dan a la costa de Aveiro un pintoresco colorido y aspecto muy particular, aún fuera de temporada.
Hasta allí podíamos asegurar que nada nos evocaba realmente a Venecia, muy por el contrario era algo tan propio del lugar que lo hace único y encantador. Seguimos andando con el auto hacia el centro de Aveiro.

La Costa Nova do Prado se encontraba a no más de 10 minutos del centro, donde la Ría que recorre la ciudad y los Moliceiros (especie de góndolas) nos esperaban para descubrir el encanto de este destino.
La Ría de Aveiro es un área protegida de 47 km de agua ubicada en paralelo al mar que se formó en el siglo XVI cuando la línea del mar retrocedió y dejó cordones de agua que forman una laguna con auténticos canales e islas por lo que se conoce a Aveiro como “la Venecia portuguesa”.
Los colores de los Moliceiros se reflejaban en el agua y con sus diseños particulares agregaban color a una ciudad de por sí colorida. Estas embarcaciones son a motor y eran utilizadas para la recolección de las algas.
La Ría se halla atravesada por varios puentes, en el canal principal se encuentran una serie de puentes sucesivos todos con lazos de colores, con frases o mensajes de amor y amistad gracias a la iniciativa de algunos jóvenes universitarios que luego otros siguieron imitando. Así como en otras ciudades podemos encontrar puentes llenos de candados, aquí las cintas pincelan con colores las barandas mientras el efecto del viento completa el encanto.
Entre los canales se desarrolla la ciudad que con la típica decoración portuguesa, las fachadas de las casas se encuentran revestidas con coloridos mosaicos haciendo que el recorrido de las calles sea como ingresar en una verdadera paleta de colores. La utilización del azulejo en la construcción, en la decoración, se hizo popular por el bajo costo que tenían, frente al uso de otros materiales; además, los azulejos tenían una propiedad impermeabilizante que los convirtió en una excelente opción de diseño.
Pero eso no es todo, Aveiro se caracteriza por tener una gran cantidad de obras de arquitectura de estilo, que en una primera mirada podría llamarse Art Nouveau pero que en realidad pertenecen a un estilo propio de Aveiro. Las fachadas son ostentosas y eso era parte del Art Nouveau, pero que sólo se daba en la fachada y no en el resto del edificio que tenía un diseño tradicional.

Una obra muy representativa en la ciudad, hoy refuncionalizada como centro de convenciones, es la Antigua Fábrica Jeronymo Pereira Campos, considerada como uno de los mejores ejemplares de arquitectura industrial. Está hecha en arcilla roja y data del siglo XX y fue la pionera de los azulejos hasta la llegada de Fuente Nova.
Para terminar esta reseña de Aveiro, nos alejamos de la construcción y nos centramos en la gastronomía, más exactamente en los dulces. La región se caracteriza por la realización de una receta heredada de los conventos femeninos de Aveiro, es una mezcla de huevo y azúcar denominados “ovos moles”. Las reposteras se inspiraron en la proximidad del mar y dieron forma a esos huevos con conchas, pescados o almejas. Las finas capas de hostia envuelven el dorado relleno. Hoy también se los encuentra dentro de barriles de madera pintados, que evocan al pueblo pesquero. Estos “ovos moles” han sido el primer producto de confitería portuguesa distinguido con la denominación de Indicación Geográfica Protegida, atribuida por la Unión Europea.
La cofradía de los ovos moles tuvo como iniciativa homenajear a estos dulces típicos y así, de la mano del escultor Albano Martins, una gran escultura de 12 metros de largo y 3,7 metros de alto se encuentra en Cais da Fonte Nova, Aveiro.
Muchas son las razones para visitar esta hermosa ciudad que, sin dudas, sorprende a cualquier turista o viajero ávido de adentrarse en la historia y las costumbres portuguesas.
A esta altura, creo que la comparación con la Venecia italiana no es precisa pero, sin dudas, vale la pena incluir a Aveiro en cualquier itinerario por Portugal.
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