¿Cómo es la casa de un nómade?
Una noche más con insomnio. Una realidad a la que últimamente estoy acostumbrada. Esta vez no eran las articulaciones las que no me permitían dormir. Eso es algo bueno, mi estado de ánimo es otro. ¿Qué es entonces? ¿será mi inconsciente enfrentándose al día de ayuno que pensé realizar? aún no lo sé. Intento leyendo, poniéndome música para dormir profundamente, mis aceites esenciales. Nada parece funcionar. Me comienzan a aparecer ideas en imágenes. La casa, un concepto que desde que emprendimos nuestro viaje viene y va en mi cabeza.
Me giro, a mi lado Wal duerme profundamente, lo acaricio sin despertarlo y tomo el impulso de levantarme. Tengo la necesidad imperiosa de poner el teclado bajo mis dedos.
Miro por la ventana. Afuera, la "campagna marchigiana" como nunca la había visto. La noche oscura sin luna. Líneas curvas de luces en el horizonte que copian el formato de las montañas. Desde la ventana del estudio, el reflector que ilumina los restos de la Capilla que ya nadie recuerda a qué siglo pertenece.
Bajo a prepararme una tisana. Marcel, uno de mis sobrinos gatunos aprovecha también a levantarse para comer.
Cambio de música y me siento cerca de la ventana a escribir. Me gusta ver aún en la oscuridad. Me descubro en el reflejo de la ventana mirando las estrellas, iluminada por la luz de la pantalla.
Me cuestiono sobre aquello que me desveló. ¿Qué significa casa? según el diccionario de la real academia española y los usos y costumbres es el lugar donde habitamos. ¿Qué es para nosotros, decir CASA, NUESTRA CASA? Somos nómades, eternos viajeros en esta nueva etapa de nuestras vidas ¿entonces? ¿ya no usamos este término? ¿dejamos de tener casa?
Desde que salimos de nuestra zona de confort hicimos un cambio de 180º, dejamos atrás el 90% de nuestras pertenencias y el 8% lo pusimos en nuestras 4 valijas, mientras el otro 2% quedó distribuido en la casa de nuestros amigos.
Con esas cuatro valijas cruzamos el océano y empezamos a andar. En el camino dejamos otra dos valijas. Vamos aprendiendo a vivir de un modo cada vez más minimalista.
En la era moderna, desde niños nos educan para desarrollarnos y generar los recursos necesarios para tener nuestra CASA; es entonces cuando comienza a tejerse una maraña psicológica y somos víctimas del síndrome de la CASA PROPIA. Esa sensación de pertenencia es la que otorga seguridad y te arraiga a un lugar. Ahora bien, ¿es esto lo único? o ¿podemos cambiar de paradigma?
El concepto de casa fue evolucionando con el ser humano pero desde la cueva tiene el mismo sentido, que es ni más ni menos que el de protección.
El consumismo nos ha llevado a que ese concepto de protección sea mucho más elaborado. Es así que, trabajamos no sólo para conseguir la casa sino para poner en ella todo aquello que más deseamos y nos perdemos en esa maquinaria tan encantadora que nos seduce y nos atrapa al punto de perder de vista lo importante y esencial.
CASA es para nosotros cada lugar donde vamos parando y residiendo aunque sea por una noche. CASA somos nosotros y nuestras dos valijas. Cada día volvemos a tomar decisiones minimalistas. ¿Qué es esto? pues bien, tener que decidir por ejemplo qué compras hacer en el supermercado, porque no tienes lugar para dejarlo o llevar si algo sobra salvo que quieras regalarlo, pero rápidamente tu economía te demostrará que debes calcular mejor para seguir viajando. Somos como el caracol, llevamos nuestra casa con nosotros.
A veces nuestras casas son más o menos lindas pero intentamos encontrar algo que nos gusta y que la haga particular. Desde la habitación en la que a penas podemos pasar alrededor de la cama hasta aquella en la que podemos bailar y correr, organizamos nuestras cosas en un abrir y cerrar de ojos de modo tal que parece que siempre hubiéramos estado allí. Hacer el ejercicio diario de adaptación, con mucho, poco grande o chico, ese es uno de los desafíos de nuestra vida en esta nueva etapa. Nos organizarnos y apropiamos del lugar en un suspiro, aunque eso dure sólo una noche.
¿Te ha sucedido que en tu casa, esa que habitas normalmente, tienes espacios que no usas o usas muy poco, cuando llegan las visitas? a todos nos ha sucedido lo mismo, y por otro lado está ese espacio en el que haces todo, el que sientes tu mundo. Esto es lo que vivimos nosotros en cada nuevo lugar. Nos dejamos llevar por la energía del lugar y sin darnos cuenta encontramos ese espacio que sentimos nuestro mundo. Me pasó en Amsterdam, donde mi mundo, estaba en la esquina del sillón al lado de la ventana desde donde veía los cambios climáticos de esa hermosa ciudad.
¿Se puede vivir sin casa, con el concepto arraigado que tenemos de ella? diría que se puede vivir de otro modo, ya no con esa casa donde acumulamos cosas que con el tiempo olvidamos que la teníamos. Se puede vivir más ligeros y libres. Las cosas materiales son nuestras ataduras y nosotros podemos elegir con cuáles de ellas vivir.
Nosotros hemos aprendido a organizarnos y sistemar las cosas cada vez más. Menos es más y de allí el minimalismo que practicamos diariamente. La libertad se practica! Anímate tú también.
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